Aunque el COVID-19 generó obstáculos importantes para las ciudades de todo el mundo, también expuso la necesidad de digitalizar procesos fundamentales. Esto, especialmente, porque demostró el atraso tecnológico en el que se encuentran diferentes países. Es importante mencionar que, por ejemplo en Colombia, el Departamento Nacional de Planeación, DNP, establece que avanzar en la construcción de ciudades inteligentes no solo garantiza mejores condiciones, sino, que también aporta y atiende temas fundamentales como el desarrollo sostenible, la conservación del medioambiente, la economía digital, la telemedicina, la teleeducación, la seguridad ciudadana y, también, apoya la creación de planes para el turismo sostenible y las energías renovables. El más reciente estudio de ESI ThoughtLab acerca de soluciones de ciudad inteligente para un mundo más riesgoso, patrocinado por Oracle, Deloitte e Intel, entre otros, destaca el papel fundamental que desempeñan la tecnología, los datos, la ciberseguridad y las asociaciones público-privadas para garantizar un futuro saludable, seguro y próspero para los ciudadanos después de la pandemia. El estudio, realizado entre agosto y septiembre de 2020, incluyó una encuesta a altos funcionarios de 167 ciudades en 82 países, incluidos Asia, América, Medio Oriente, Europa y África. Entre los hallazgos principales se destacan:
- Para los funcionarios de las ciudades la pandemia ha demostrado que las iniciativas de ciudades inteligentes son imperativas.
- El 65% de los líderes de ciudades señaló que la mayor lección aprendida durante la pandemia fue lo cruciales que eran los programas de ciudades inteligentes para su futuro.
- 43% aprendió la importancia de la continuidad y agilidad operativa.
- El 37% dijo que el COVID-19 destacó la necesidad de invertir más en la mejora de la infraestructura básica.
- Las ciudades están apostando por la tecnología, especialmente la nube y la Inteligencia Artificial, IA.
- El 88% identificó la inversión en plataformas en la nube como el requisito más urgente para la entrega exitosa de servicios esenciales y no críticos a los ciudadanos.
- El 66% de las ciudades están invirtiendo fuertemente en IA y el 80% lo hará en los próximos tres años, principalmente en el área de asistentes digitales y chatbots. Las ciudades de América del Norte (83%) y las pequeñas (74%) lideran el uso de IA.
- El 31% de las ciudades invertirá en gemelas digitales – un aumento del 300% en relación con el 11% que hoy invierte en esta tecnología.
- El 100% de las denominadas Ciudades 4.0 ya ha realizado fuertes inversiones en la nube. Según las estimaciones de ROI, el rendimiento medio de las inversiones en infraestructura digital realizadas por Ciudades 4.0 es del 5,74%.
- El 60% no cree que sus ciudades estén protegidas de los ataques cibernéticos, internacionales o nacionales, debido a las vulnerabilidades que surgen de las limitaciones financieras, la reducción de la reserva de talento de TI y otros factores.
- El 95% de las ciudades 4.0 aseguran que la ciberseguridad se debe considerar desde el inicio de los proyectos.
- El 95% de los líderes de ciudades inteligentes mencionaron el nivel más alto de confianza en su ciberseguridad, en comparación con solo el 8% de las que fueron calificadas como novatos en el viaje de la ciudad inteligente.
- La necesidad de colaboración es clara y los líderes de las ciudades están dando prioridad a las asociaciones.
- El 50% señaló que encontrar el socio adecuado, ya sea en el sector público o en el privado, era uno de los mayores obstáculos para alcanzar los objetivos de su ciudad.
- El 83% de las ciudades quiere que sus socios ofrezcan soluciones que permitan un alto nivel de innovación y, al mismo tiempo, garanticen la seguridad y la protección (65%). Las ciudades de América del Norte (92%) y Europa (92%) valoran más la innovación.
- El 79% de los empleados indicó que el precio no era la principal preocupación a la hora de evaluar propuestas de ciudades inteligentes. Las ciudades que apenas están comenzando a avanzar en los ODS de las Naciones Unidas (41%) y las de África (47%) están más preocupadas por los costos que sus contrapartes en otras regiones.