“Somos una combinación de sabiduría y elegancia con profundo respeto hacia las piedras preciosas que enaltecen el poder interior de quien decide usarlas. Somos la experiencia del ser y el conocimiento de manos creadoras que se manifiestan a través de elementos preciados”. Así define su razón de ser la Joyería Mercurio, que, con casi 30 años en el mercado, es referente y una de las más importantes del sector.
Alejandro Restrepo, un enamorado y conocedor como pocos de las esmeraldas, es el líder y fundador de Mercurio. Dialogamos con él y nos contó acerca de la historia y evolución de la empresa, su pasión por las esmeraldas y lo que anhela alcanzar a futuro.
Don Alejandro, ¿cómo fue ese inicio y los primeros días de la Joyería Mercurio?
“Mercurio es el resultado de un sueño de un joven que había iniciado su vida laboral precisamente en una joyería familiar, ahí comenzó a amar esta actividad, así como la trazabilidad y el comercio. El inicio del sueño se remonta a 1995, cuando el Centro Comercial Oviedo abrió su segunda etapa y fue curioso porque solamente había dos locales ocupados: Joyería Mercurio y enseguida uno de velas, de resto estaba vacío, por ende, pasaban muy pocas personas… entre las anécdotas bonitas recuerdo que mantenía a la mano un vaso desechable y para llamar la atención de las personas tiraba el vasito al suelo, de manera que en esa soledad sonaba el eco y la gente volteaba a mirar, yo les hacía señas para que ingresaran al local, les hablaba de lo que teníamos para ellos, además de la reparación de relojes y de joyas”.
¿Y el contacto con los clientes?
“Muy positivo. Ellos muchas veces se enamoraban de algunos productos y no contaban con el dinero para llevarlo inmediatamente, yo les decía que se llevaran ese producto que tanto les gustó, que después me lo pagaban y las reacciones eran de asombro e incredulidad, sin conocerlos y les estaba depositando un voto de confianza enorme… así fue naciendo el concepto de empresa, las compañías se componen de clientes y productos. Nunca me faltó clientela, llegó un momento en el que las señoras mayores pasaban mucho por acá, yo les hacía señitas para que entraran y me decían que primero iban a tomar el algo y después arrimaron, decidí entonces conseguir unas mesitas y unas sillas, para que se tomaran su algo en el local y tertuliaran acá, yo las atendía y ellas felices, eso me dio pie para que estas mismas personas se encargaran de ser los Whatsapp y cadenas de comunicación, empezó a llegar mucha gente, recomendados, el creer siempre en la gente y mostrar cosas disruptivas generó una sinergia increíble con los clientes”.
Es decir, debió apelar a muchas ocurrencias para llamar la atención de los clientes…
“Sin lugar a dudas. Hubo muchas historias más de ese estilo, una muy particular y que en esta época sería imposible de hacer es cuando cualquier día agarré el directorio telefónico y comenzaba a llamar al azar, a veces por abecedario, a veces por direcciones, llamaba a personas que no conocía y les hablaba sobre los productos, me apoyé en las fechas especiales también, buscando motivos para que la gente llegara a la tienda y eso me generó muchos nuevos clientes.
Cuando uno hace las cosas desde el corazón, naturales, tiene un efecto especial en las personas y puede generar no solo una relación comercial sino también de amistad, esa trazabilidad en el servicio da frutos, es tener voluntad permanente hacia el servicio”.
¿Cómo fue el crecimiento de la empresa tras ese auge inicial?
“Con los años vimos la necesidad de tener acompañamiento porque me convertí en el propietario, gerente, administrador, vendedor, mensajero, relacionista público, arreglaba cositas de joyería en el taller… desempeñaba todos los cargos, la contabilidad también que en aquel momento era el libro diario, al año siguiente me registré en Cámara de Comercio y vi que funcionaba la cosa, me registré ante la Dian para empezar a pagar impuestos y apegarme a lo que dice la norma.
Luego percibí que en el mostrador me tocaba atender hasta a diez personas al mismo tiempo y eso generó unas habilidades blandas, cognitivas, definitivamente noté que cuando atiende a la gente y el producto es importante, interesante, que esté en equilibrio del precio y se cuente una historia y se entregue como colaborador al público, una mezcla de bondades que me llevó a pensar en una empresa con mucho futuro. Opté por conseguir una asistente o secretaria que me llevara los apuntes diarios de las ventas, me ayudara con el inventario, para las ventas conseguí a otra persona, llegué a tener hasta siete vendedoras en el punto de venta.
Es decir, la empresa comenzó a tener un crecimiento significativo…
“Sí, pero también cometí muchos errores en ese proceso de emprendimiento, primero en la parte de seguridad e inventario, tuve ciertas dificultades porque la mercancía se iba, no tenía un control adecuado y eso me llevó a mi primera quiebra, que fue más o menos a los cinco años, sentía que estaba vendiendo por montones y no se veía el dinero, busqué quién me asesorara y encontré una persona que hizo inteligencia y me sugirió que cerrara el negocio, que estaba quebrado y sin nada… no quise porque este ha sido el sueño de mi vida, conseguí los recursos y seguí adelante, superamos las dificultades del inventario, cambié el personal porque todo mundo estaba untado.
Me tocó renacer y mi meta era expandir la empresa, en algún momento estuve en el Centro Comercial Monterrey, en El Tesoro, en el Hotel Dann Carlton, acá en Oviedo pude abrir otro local en la cuarta etapa, cuando se empezó a hacer. Y así entre acierto y error tuve más o menos unas tres o cuatro quiebras, los contadores me insistían que lo mejor era cerrar la empresa, eso me derivó una serie de enfermedades, iba a la clínica cada tres días, pero había algo en el corazón que me insistía que siguiera, si en los comienzos tuvimos éxito por qué no repetir, comencé una reingeniería basándome en los momentos de éxito y teniendo en cuenta las dificultades, cómo y dónde se presentaron, las cosas se fueron ordenando, ya Mercurio tenía en el mercado bastante tiempo y era reconocida por todas las bondades que habíamos mostrado y empezamos a tener una facturación importante, incluimos productos especiales para el sector y excluimos otros que no iban más para el mercado que estábamos habitando”.
¿Qué representa para ustedes estar afiliados a Fenalco Antioquia?
“Es de suma importancia estar en las agremiaciones, empecé a tomar con seriedad la afiliación, porque antes estaba afiliado porque era el común denominador y no buscando realmente un factor diferenciador. Comencé a formas mesas de trabajo en Fenalco, consciente de cuál era el deber ser de la institución, los emprendedores deben estar unidos y en el paraguas de instituciones como Fenalco, porque son valores agregados muy importantes.
El solo efecto de la agremiación y relacionamiento te da un plus, es entender cómo se mueve el mundo, que no es individual, el éxito se logra con la fuerza de todos, así lo entendí, así lo estoy haciendo y así espero continuar porque siento que estamos renaciendo, creándonos después de casi 30 años, el primer escenario me duró casi tres décadas para entender que las cosas se hacen trabajando en equipo”.
¿Qué clase de joyería y servicios ofrecen en Mercurio?
“La historia es así… desde temprana edad trabajé para alta joyería, encontré un gusto especial por lo fino, por el detalle, entonces así mismo lo trabajé toda la vida. Entendí que lo mejor es hacer una sola cosa per bien hecha, y hace unos siete años, visionando qué quería para Mercurio y cómo quedaría para la historia, enfocamos gran parte de nuestra labor en la esmeralda.
Cuando empecé en este mundo de las joyerías, hace más de 40 años, lo primero que vi fue una esmeralda en una vitrina, la olí y sentí un aroma increíble, delicioso, a cedro, me mostraron una probeta que tenía aceite de cedro real y eso se me metió en el alma, un olor en el que no podía dejar de pensar. Entonces cuando reflexioné sobre hacia dónde direccionar mi empresa se me vino a la mente ese recuerdo y lo relacioné con la esmeralda, me hizo un clic y pensé en especializarme en eso que tanto me gusta.
Compré la primera, la segunda esmeralda y así me fui yendo, empecé a hacer los diseños, toda la vida había diseñado joyería, pero nunca la había desarrollado enteramente. Me enfoqué en diseños que contaran una historia, que tuvieran sentido. Una tarea que tenemos es recordarles a las personas lo abundantes que son y escogimos la esmeralda porque es el símbolo del amor universal, cuentan los científicos que esto se creó a través del amor, que no puede haber otra razón que esta, la resonancia mayor, ese chakra, el chakra de las relaciones, todo apunta a que tenemos una sincronía perfecta con lo que estamos haciendo, o sea nuestra razón de ser puesta al servicio de las personas”.
¿Cómo les fue durante la pandemia?
“Fue una quiebra, pero no económica sino estructural, mental. A veces hay que padecer esto para poder avanzar, ha sido una de las lecciones más grandes que hemos tenido las personas que pudimos estar y sobrevivimos, de resiliencia, cambio, mentalidad, nos ayudó realmente. Para algunas personas fue de mucha dificultad, pero nos vino a mostrar cómo debemos prepararnos para las dificultades, cómo debemos encontrar en cada proceso de la vida una oportunidad, encontré que a mucha gente le cambió el norte, seguramente era necesario que pasara, pero en nuestro caso nos reafirmó que es a través del servicio, de querer y concentrarnos una vez más en lo que estábamos haciendo y cómo lo estábamos haciendo.
Durante ese encierro llegamos a la conclusión de que había que hacer algo, hubo varios factores que nos ayudaron a permanecer con el personal, no salir de nadie, teníamos algunos recursos guardados, no mucho pero sí lo necesario para solventar los salarios, además de la ayuda que recibimos de parte del Gobierno ya que fuimos incluidos en ese listado de empresas a las cuales se les otorgó esos beneficios.
Por otro lado, contamos con nuestro público, pensamos en sacar un producto de fácil elaboración y hacerlo llegar de manera sencilla al cliente, ya que no podíamos abrir la tienda. Hicimos la pulsera 7 chakras para impactar positivamente en ese momento tan especial de la humanidad, que la gente la llevara, los chakras son cada punto mayor energético que hay en el cuerpo, la energía que sostiene la columna vertebral y el cuerpo, y fue un éxito, la vendimos en 39.000 pesos, nos tocó vender 200.000 unidades para sostener arriendo, servicios públicos y el personal en sus necesidades salariales”.
¿Qué los hace únicos o diferentes?
“Ese amor y pasión por la esmeralda, así como el valor agregado que le estamos colocando a los diseños, siempre estamos pensando en lo que hacemos y cómo impactamos a las personas que están consumiendo nuestros productos.
Cada pieza, cada joya, tiene un diseño especial que está contando una historia, que se las contamos a las personas cuando vienen a preguntar por una joya, cuando se está llevando la pieza, cuando se interesa, el valor agregado de decirles que se conectan con determinado proyecto, salud, amor propio, abundancia, es un valor diferencial que me parece muy importante resaltar”.
¿En qué etapa o momento de su historia se encuentra Mercurio?
“Estamos trabajando para ampliar la empresa, nos tocó el efecto acordeón, es decir, nos ampliamos, luego nos redujimos, con esos efectos de recogernos, de aprender a manejar la empresa, nos dimos cuenta que a veces es mejor estar uno pequeño pero bien estructurado y de ahí empiezas nuevamente a crecer, estamos cubriendo ciertas falencias, que nos da la alegría de saber que estamos haciendo las cosas bien, cumpliéndole a todos los entes reguladores, a la clientela, a todas las entidades a las cuales nos hemos agremiado, a nuestros empleados, al nombre de Mercurio, porque es una etapa de madurez de la empresa.
¿Y qué se proyectan a futuro?
“Antes de pandemia habíamos hecho una carta de navegación donde estábamos impactando otros mercados en el mundo, la gente viene de otros países y compra, lo ideal sería salir en el barco o avión y llegar a otros sitios, es la idea que teníamos, con gran potencial de llegar a otras naciones. Es el sueño, la misión, tenemos un producto realmente ganador, que representa a Colombia, lo que somos, el empuje que tenemos, las bondades que genera la esmeralda, somos gente buena y queremos que este producto con ese valor agregado llegue a otros países, estamos trabajando para eso”.
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