El respeto, tranquilidad, memoria y cultura que se respiran en el Cementerio Museo San Pedro son únicos. Por algo, para muchos, es un lugar icónico y referente de nuestra ciudad, respaldado por 180 años de tradición.
San Pedro es un cementerio de destino final, pero también ofrece programación cultural y artística, así como promociona y apoya a instituciones sin ánimo de lucro que velan por el cuidado de los adultos mayores.
Dialogamos con su Director Ejecutivo, Juan José Restrepo, quien nos contó acerca de la labor y los servicios que ofrece San Pedro, los personajes ilustres que allí descansan y los retos y proyecciones que tienen de aquí en adelante.
Don Juan José, ¿podría decirse que San Pedro es un lugar icónico de la ciudad?
“Sin lugar a dudas. No solamente por su naturaleza de museo de sitio sino también por ser patrimonio histórico de la nación. Fue fundado en 1842 por el médico Pedro Uribe Restrepo y por 50 empresarios de la sociedad antioqueña que quisieron tener un sitio dónde enterrar a sus muertos.
Entonces, por su característica de cumplir con una labor social de enterrar a los seres queridos fallecidos y por ser un museo de sitio y patrimonio histórico de la nación, considero que es un lugar icónico de nuestra ciudad”.
¿Qué ha significado la pandemia para ustedes?
“Fue algo inesperado para el sector. Sin embargo, se respondió con lujo de detalles a un crecimiento desmesurado de los fallecidos. A nosotros nos dejó una profunda tristeza porque creemos que nuestros adultos mayores, una población muy grande de Medellín, partió antes de tiempo. Durante la pandemia tuvimos muchos días en los que los servicios funerarios prácticamente se duplicaron y las familias, a raíz del covid-19, no pudieron despedir a sus seres queridos, porque a través de la legislación de la Secretaría de Salud de la forma en que debían ser tratados los cuerpos fallecidos por esta situación, muchas veces la familia no podía ni ver el cuerpo ni acompañarlo a ese ritual de despedida que es tan importante para nosotros los antioqueños, que es el proceso de velación, acompañar la despedida del cuerpo hasta el cementerio o el horno crematorio o al lugar donde va a ser inhumado.
También representó un reto muy grande para el sector funerario, porque a pesar de que habíamos construido un panorama de riesgos del sector, hubo situaciones que se salieron de control y posteriormente terminó el proceso de pandemia y fuimos retomando las actividades normales, nos vimos en la necesidad de revisar algunos hechos que no estuvieron contemplados, le queda como legado a la sociedad funeraria antioqueña un panorama completo de riesgos del sector, que también será objeto para que pueda replicarse en todo el país”.
¿Qué lecciones le deja esta situación?
“Hay cosas que son inesperadas, que por más que se planeen no resultan como se piensan. La muerte es un hecho ineludible pero inesperado porque no sabemos la fecha, hora y lugar. Hay fenómenos de la naturaleza que se nos salen de las. anos, es el tema más complejo y la lección más importante que deja la pandemia. También que no podemos olvidarnos de los seres queridos fallecidos y esa es la razón de ser de nosotros”.
¿Cuáles son los servicios que ofrecen?
“San Pedro es un cementerio de destino final, como tal realizamos inhumaciones, cremaciones, celebramos los rituales de despedida de exequias, misas de aniversario, también tenemos dentro de nuestro portafolio de productos la venta de derechos de uso de cenizarios y osarios, porque el 82 % de los servicios funerarios en Medellín son cremaciones, por lo tanto, las familias requieren de un sitio donde reposen las cenizas de sus seres queridos a perpetuidad, ese se ha convertido en un producto muy importante nuestro.
Hemos ido remodelando y transformando funcionalmente algunos sitios donde existían bóvedas, el cementerio tiene aproximadamente 10.200 bóvedas y nosotros realmente no necesitamos tanta cantidad. Entonces, a través de la autorización por parte del Ministerio de Cultura, hemos venido transformando algunos sitios del cementerio, cambiamos el uso de bóvedas por sitios donde construimos cenizarios modernos, donde las personas guardan las cenizas de sus seres queridos a perpetuidad”.
¿Y en cuanto a los demás servicios y oferta cultural?
“Contamos, además, con programas de acompañamiento al duelo, programas de atardeceres en el cementerio, que son recorridos nocturnos en los cuales hablamos de la historia de la ciudad y de sus personajes, realizamos visitas guiadas especializadas, dirigidas a investigadores o estudiantes, también tenemos unas videoguías, que son programas autodirigidos, en las cuales los visitantes pueden hacer el recorrido sin la necesidad de un guía, son once estaciones a través de las cuales, mediante un código QR, se puede escuchar, en español e inglés, las historias alrededor del cementerio.
Y también realizamos conciertos y obras de teatro dirigidas a la comunidad, se hace periódicamente acá en nuestras instalaciones, es una manera de promocionar nuestro lugar cultural, que es una de las actividades más importantes que celebramos”.
En ese sentido, ¿qué representa para San Pedro ser patrimonio nacional cultural desde 1998?
“Este cementerio es ejemplo en Colombia y en el plano internacional porque garantizar la sostenibilidad de un bien patrimonial, donde prácticamente todos los cementerios patrimoniales del mundo son de los municipios y trabajan con recursos muy limitados, es difícil mantener el patrimonio bajo esa forma. Nosotros somos afortunados de ser una entidad privada sin ánimo de lucro, que es una sociedad económicamente rentable, en la cual todos los días buscamos la sostenibilidad del cementerio para poder garantizar los dos hechos fundamentales que nos rigen… mantener el patrimonio a perpetuidad y tener los recursos para seguir apoyando esas instituciones sin ánimo de lucro que son el objeto de ser de nuestra sociedad, de nuestra fundación, eso es fundamental para garantizar que en largo plazo esta fundación permanezca estable y cumpliendo con su objeto social”.
¿En qué consiste ese apoyo que menciona a las fundaciones?
“Dentro de los mayores logros de nuestra empresa es el acompañamiento en esos momentos íntimos de despedida final de los seres queridos, pero también poder contribuir al mejoramiento de la calidad de vida de las personas que reciben ayuda de las diferentes instituciones a las que apoyamos.
San Pedro está enfocado en el adulto mayor, en los últimos ocho años hemos aportado 2.615 millones de pesos para apoyar esas causas. Muchas instituciones por año reciben nuestros aportes para mejorar no solamente sus instituciones, sino la calidad de vida de esas personas a las que atienden, nosotros ahí actuamos como una fundación de segundo piso, es decir, no tenemos obra propia pero apoyamos a esas instituciones que tienen muchas necesidades y generalmente están olvidadas por la sociedad, es nuestro aporte a la comunidad”.
¿Cuáles objetivos o metas se plantean?
“En el desarrollo más importante del sector funerario está la virtualidad y la pandemia nos aceleró ese proceso. Ya es un proceso mundial, muchas familias no pudieron asistir al cementerio a acompañar el proceso de despedida de su ser querido. Imagino un cementerio virtual, de hecho en nuestra página web ya existe algo llamado Memoria Viva, que es una manera de ritualizar desde la virtualidad a los seres queridos fallecidos, desde el lugar en el que te encuentres. Hay todo un reto por delante que es seguir incorporando tecnología y evolucionar hacia el metaverso posiblemente y tener un cementerio completamente montado en la virtualidad, hacia allá seguirá el desarrollo del sector funerario”.
Para usted, ¿qué hace único a San Pedro?
“Este cementerio es único porque es de bóvedas, los otros de la ciudad que están activos son parques cementerios. Eso es lo que nos hace únicos y esa integralidad entre ser un cementerio de bóvedas y patrimonial y que haya perdurado en el tiempo tantos años, hay otros que ya no prestan servicios o están desaparecidos. Permanecer en el largo plazo, en el tiempo, siendo de bóvedas, construido inicialmente en las afueras de la ciudad, pero que hoy está inmerso dentro de la ciudad, para mí es un hecho importante”.
¿Qué personajes ilustres de la ciudad y el país descansan en el cementerio?
“Tenemos personalidades muy importantes en su momento de la vida nacional, hay tres expresidentes inhumados acá, Mariano Ospina Rodríguez, Carlos E. Restrepo y Pedro Nel Ospina. También comerciantes y empresarios, como José María “Pepe” Sierra, Carlos Coriolano Amador, Luis Eduardo Yepes, fundador de Almacenes Ley, Alejandro Ángel, Alejandro Echavarría, de Coltejer, Germán Saldarriaga, fundador de Pintuco.
También artistas y escritores, como Pedro Nel Gómez, Bernardo Vieco, Jorge Isaacs, Efe Gómez, Ciro Mendía y Fidel Cano.
Y personajes nuevos que han ingresado, como Nicanor Restrepo Santamaría, quien fuera presidente de Sura, Pedro Nel Gómez, Ramón Vásquez, Elkin Ramírez, líder y vocalista de la agrupación Kraken, próximamente Tomás Carrasquilla. Y algo inusual en el sector, Gustavo Álvarez Gardeazábal, escritor vallecaucano, ya tiene lista su tumba aquí.
Y no podemos desconocer también que hay personajes muy importantes para las familias que son sus seres queridos fallecidos”.
Con base en su investigación y conocimiento, ¿cómo era esa Medellín de 1842?
“Era una ciudad que se encontraba en los albores de la industrialización. De hecho, esos grandes personajes y empresarios que crearon el cementerio fueron los pioneros del comercio e industrialización de la sociedad antioqueña, por eso es tan importante recordar la historia de nuestros antepasados, que está inmersa en la construcción de San Pedro. Por ello, prácticamente toda la retórica que nosotros hablamos y describimos alrededor de las visitas guiadas, a cargo de nuestra coordinación académica está relacionada con no olvidarnos de esa historia tan importante, de esos personajes que construyeron nuestra pujante Antioquia”.
Don Juan, ¿qué situación o momento vivido en el cementerio le ha quedado marcado?
“Lo más triste que ocurre acá son los entierros de los niños, es un fenómeno terrible porque a pesar de que la muerte es un momento ineludible, cuando se nos adelantan los seres queridos fallecidos es un golpe demasiado fuerte para las familias, acá tenemos un sitio exclusivo para inhumar los niños, un sitio muy triste y ese momento es muy duro.
Hay otros momentos sublimes, la manera en la cual las comunidades despiden a sus seres queridos, me ha llamado la atención cómo las comunidades afrodescendientes acompañan los rituales de despedida de sus seres amados, sublimes por la forma en que lo hacen, son cosas que marcan el día a día del cementerio.
Hay hechos que marcan, como la música, que es un referente permanente en los rituales de despedida, muchas familias traen a ese ser querido fallecido acompañado de músicos, para que canten las canciones que más le gustaban, son momentos que quedan marcados en la memoria”.
¿Desde hace cuánto se encuentran afiliados a Fenalco Antioquia y cómo ha sido la experiencia?
“Llevamos 15 años, para mí ha sido muy importante porque he podido participar en las decisiones que afectan al sector funerario, hemos trabajado incansablemente en todas las actividades que tienen que ver en las dinámicas de nuestro negocio, el desarrollo de las POT, las reglamentaciones de secretarías de salud, legislaciones en materia tributaria.
Desde Fenalco hemos trabajado entre todas las compañías del sector funerario para velar por los intereses de nuestro sector y que sea reconocido en el país porque cumplimos con una labor social trascendental, como es cumplir con el ritual de despedida de nuestros seres queridos. Fenalco ha sido un baluarte para consolidar y recoger todas las necesidades de nuestro sector y luchar para que cada día sea más fuerte”.
¿Qué retos o desafíos tienen por delante?
“Hoy, después de 180 años, queremos seguir siendo el destino final preferido por los habitantes de Medellín, conservando esta edifiicación patrimonial, como lugar de memoria, siendo un centro cultural con reconocimiento nacional e internacional, abierto a todos los públicos y creciendo en nuestro apoyo a las diferentes fundaciones de Medellín que trabajan por la vejez desamparada.
Estos desafíos conllevan un reto importante, pues muchos cementerios patrimoniales se encuentran inactivos o cerrados, lo que imposibilita la interacción con la comunidad y, por ende, las relaciones con la vida, la muerte, el duelo y la memoria, como procesos de resiliencia de nuestra sociedad, tan golpeada por la muerte”.
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