Por Fenalco Antioquia El miércoles 15 de diciembre el Gobierno colombiano oficializó el incremento salarial para 2022, que quedó definido en un 10,07%. Este incremento tiene un propósito loable, que es mejorar la capacidad adquisitiva de las personas, teniendo en cuenta la inflación esperada a finales de este año, pero puede tener algunas consecuencias sobre la estructura del mercado laboral, dadas las brechas que existen tan marcadas entre asalariados formales e independientes informales, donde precisamente hay un tema de fondo para abordar y tiene que ver con la informalidad del país. Hablamos que, de acuerdo con el último informe del DANE, en el mes de octubre se contabilizaban 5,6 millones de trabajadores informales en las 23 principales ciudades, lo que equivale a que cerca de un 50% de la población ocupada está en condiciones de informalidad. Cuando miramos la informalidad desglosada por ciudades, encontramos diversidades o heterogeneidades mucho más profundas, el caso de Cúcuta, que es la ciudad con mayor porcentaje de población informal, con 69,6% en el trimestre junio-agosto. Y aunque Medellín y el Valle de Aburrá ocupan la tercera posición entre las ciudades con el menor porcentaje de población informal, según las cuentas del DANE de 1,82 millones de ocupados, 750.000 eran informales (41,1%), mientras que 1,07 millones eran colaboradores formales (58,9%). Y es que durante este año no hemos recuperado completamente el empleo y se han creado desproporcionalmente más empleos informales que formales. Esto quiere decir que, en términos relativos, una menor cantidad de trabajadores están protegidos bajo el esquema de seguridad social y adicional, incrementar el salario mínimo en un 10,07% es aumentar la brecha para que efectivamente la población informal pueda formalizarse y en este orden de ideas, deben pensarse programas de fondo que permitan atender la formalización laboral de dicha población.