Tan particular es el nombre de su emprendimiento, como los productos que elabora con pasión, esmero y su toque personal. Crinf es el nombre que decidió para su empresa, inspirada en la frase en inglés Infinity of creations (Infinidad de creaciones, en español), y lleva más de dos décadas activa. Zeudis Deyán, venezolana de nacimiento y colombiana de corazón, decidió instalarse definitivamente en nuestro país en 2019, y desde entonces Crinf no ha parado de crecer. Su marca ha alcanzado un alto grado de reconocimiento, y por ello recientemente tomó la decisión de afiliarse a Fenalco Antioquia, con el objetivo de seguir posicionándose en el mercado, así como tener un relacionamiento permanente con empresarios y demás organizaciones. A continuación, Zeudis cuenta detalladamente la labor que desarrolla con Crinf, la historia de la empresa y el crecimiento que ha tenido a través de los años. 

¿A qué se dedica Crinf?
“Es una empresa que tiene como labor central la elaboración de joyería de autor y personalizada. También vendemos insumos de todo lo que tiene que ver con joyería y realizamos cursos de alambrismo y de punto peruano, fusionado con otras técnicas manuales”.¿Cómo aprendió este oficio?
“Mi historia viene desde pequeña, toda la vida me han gustado las manualidades, las he estudiado y perfeccionado, tengo mis diplomas guardados, estoy graduada por la Escuela Escultórica, muy reconocida y fundada por el maestro Juan Pacheco Enciso, como alambrista inicié de manera empírica y luego fue aprendiendo de forma profesional”.¿Qué ha sido sido lo más gratificante y enriquecedor durante estos años con su labor?
“El calor humano, principalmente. Aprender y conocer las culturas del mundo, poder ayudar a personas que no tienen los recursos suficientes para aprender un arte. También el hecho de apoyar a personas a salir de un cuadro de depresión, ayudarle a entender que sí se puede, que todos podemos y debemos tener un gran autoestima y enfrentar al mundo con empoderamiento”.
¿Hacía qué público van dirigidos sus productos y servicios?
“Tengo un abanico de personas de entre 25 a 65 años, primeramente las que quieren lucir espectacular y completar su look con accesorios de todo tipo, y segundo, para quienes desean aprender un arte, inclusive para las personas jubiladas, ya que, entre las cosas que hace el tejido en punto peruano es ayudar a las habilidades blandas, a recuperar la motricidad, inclusive en el aspecto mental”La pandemia ha representado un tema muy delicado para la mayoría de los empresarios, a otros, por el contrario, los potenció. A usted, en particular, ¿qué le ha significado este tema?
“En mi caso ha sido excelente, durante este tiempo me dediqué a dictar tutoriales de manera gratuita, lo cual ayudó a muchísimas personas a salir de un estado de depresión, crecimos bastante y me di a conocer en el plano internacional, ya que antes de la pandemia yo solamente hacía exportaciones hacia Canadá y Europa, y durante el inicio de la pandemia se paralizaron todos los mercados que tenía, pero, por otra parte, pude empoderarme a través de las redes sociales”.¿Cómo ha logrado posicionar su marca y ganarse un nombre?
“Trabajando siempre con mucha calidad y tomando en cuenta el cliente al que va dirigido el producto en sí, cada persona tiene su propia fisionomía, color de ojos, de piel… uno se dedica específicamente a ese cliente. Y luego, es muy importante saber y conocer hacia qué mercado te estás dirigiendo, es trascendental trabajar mucho en tus redes sociales, darte a conocer, no tenerle miedo al mundo”.¿Tiene punto de atención físico?
“De momento, no. La idea a futuro sería abrir un punto físico, pero eso implica muchas cosas, gastos, y en este momento no tengo los recursos necesarios, además, para poder hacerlo, tendría que contar una producción masiva y en este momento toda mi labor está dedicada a la exclusividad. También pienso que un punto físico demanda mucho tiempo y yo tengo a mi familia, a mis esposo y mis tres niños, así que mi tiempo lo dedico a mi hogar, a mí y a mi negocio”.