De acuerdo con el informe sectorial de Bancolombia, en enero, la mayoría de los materiales de construcción presentaron variaciones anuales positivas, lideradas por la buena dinámica del segmento de autoconstrucción y se espera que se mantenga a lo largo del año. Por otro lado, las licencias de construcción continúan registrando caídas de doble dígito, lo cual hace pensar que la recuperación del segmento formal de edificaciones aún tardará.
Adicionalmente, hay actualmente una preocupación en el sector por el entorno de altos precios del acero, y estos altos precios podrían impactar la demanda futura por vivienda, pues los constructores probablemente trasladarán el mayor costo al precio de venta (en proyectos que aún no se han vendido), aunque esto podría mitigarse un poco por los largos períodos de financiación que se otorgan hoy en día, que terminarían diluyendo un poco el mayor precio.
El precio del acero ha incrementado de forma exponencial en los últimos meses, pasando de USD465/ton en marzo de 2020 a USD724/ton actualmente. Este fuerte incremento se debe principalmente a dos factores: alza en el valor de los fletes y un desequilibrio entre la oferta y la demanda, ocasionado por la pandemia; por un lado, muchos de los grandes productores de acero, que tuvieron que cerrar sus plantas temporalmente, aún no logran recuperar su producción a niveles precovid, mientras que por el lado de la demanda, China, el mayor consumidor de acero, ha tenido una muy rápida recuperación, llevándolo a incrementar considerablemente sus importaciones a la vez que disminuyó las exportaciones.
¿Cómo puede impactar al sector construcción?
El impacto difiere entre infraestructura y edificaciones. En infraestructura, particularmente vial, vemos un impacto marginal, ya que el consumo de acero de una obra vial es bajo (se utiliza básicamente para puentes y túneles); esto lo podemos corroborar con el Índice de Costos de la Construcción Pesada (ICCP), donde los aceros y elementos metálicos pesan solo 2,3% del total del índice.
Por otro lado, el impacto en edificaciones es un poco más alto; según nuestros cálculos, el peso del acero dentro del Índice de Costos de la Construcción de Vivienda (ICCV) estaría entre el 3,5% y el 5,5%, y para el segmento VIS podría rondar el 8%, de acuerdo con algunos constructores consultados. Si bien hasta ahora no hemos visto un incremento desbordado en el ICCV, creemos que los altos precios del acero podrían impactar la demanda futura por vivienda, pues los constructores probablemente trasladarán el mayor costo al precio de venta (en proyectos que aún no se han vendido), aunque esto podría mitigarse un poco por los largos períodos de financiación que se otorgan hoy en día, que terminarían diluyendo un poco el mayor precio.
Se espera que el precio del acero permanezca elevado todo 2021 y que comience a bajar lentamente a partir de 2022.
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