Arte, delicias gastronómicas propias, inspiración, sorpresas, buena música y cultura. Todo eso, y mucho más, puede encontrarse en Atelier 91, un lugar mágico y muy especial, ubicado en el municipio de Apartadó, en el Urabá antioqueño.
Atelier 91 es el sueño hecho realidad para la pareja de esposos conformada por Kelly Durango y John López, artistas de corazón y quienes encontraron el lugar ideal para conectar el arte, la amistad y todo el tema culinario.
Kelly y John, ¿qué es Atelier 91?
“Somos un restaurante bar cultural. Nuestra propuesta gastronómica no solo ofrece servicio de alimentación, sino que también promovemos y dinamizamos la oferta cultural en Apartadó y la región de Urabá, somos de los pocos restaurantes o quizás el único con este enfoque de cultura y que permanentemente ofrece actividades como karaoke, temporadas de teatro, presentamos conciertos, encuentros literarios, tertulias… en algunas ocasiones cobramos el cover y la gente lo paga con todo el gusto porque comprende y le hemos hecho comprender que ese es el reconocimiento al artista que viene a presentarnos su talento”.
¿Cómo nació esta idea de negocio?
“Atelier nace de un taller, encontramos un local enfrente de nuestra casa, lo tomamos y comenzamos a construir mobiliario personalizado a partir del material recuperado del medio: mesas, sillas, lámparas artesanales, es la esencia de la ambientación de Atelier 91. Nos enfocamos en esto en un 100% y a la vez llegaban amigos a visitarnos, tomábamos cerveza con frecuencia y eso nos dio a la idea de hacernos a una nevera y venderles nosotros mismos las cervezas, compramos una neverita y la restauramos, después adquirimos enfriadores más grandes y comenzamos a vender licores también en el barrio, hicimos domicilios, fuimos innovadores en eso y paralelamente trabajamos en el taller.
Esos fueron los primeros pinitos para lo que es hoy Atelier 91”.
¿Y cómo siguió el proceso?
“Ya con esa transformación que íbamos teniendo, compramos puestos de comidas, pensando en cambiar la dinámica y así fue creciendo y mutando de taller a un lugar de encuentro de amigos, para departir una comida deliciosa y tomar alguna bebida. Tengo una agrupación musical (asegura John), decidimos hacer una presentación acá y se llenó el lugar, nos fue muy bien, convocamos más artistas y así es cada mes, con diferentes músicos, ofreciendo a las personas un espacio y un plan diferente.
Tenemos un escenario excelente, con todos los equipos necesarios para realizar conciertos, hemos crecido mucho desde nuestros inicios”.
¿Por qué el nombre de Atelier 91?
“Atelier significa ‘taller’ en francés. Y el 91 es porque estábamos en el corazón de un barrio alejado de la periferia del Centro de la ciudad, en la carrera 91 con la calle 91, en toda una esquina, y siempre que llegamos a un lugar lo hacemos con la intención de transformarlo y darle vida. Este lugar, donde nos encontramos ahora, estaba abandonado y empezamos a cambiarlo, el formato con las comidas, inicialmente, es que las personas venían y se llevaban el domicilio, no podían quedarse acá porque estábamos en plena pandemia, pero notamos que querían quedarse.
Entonces comenzamos a construir y organizar las mesas, las sillas, pintarlas, y hacer todas las adecuaciones, nuestro enfoque estaba centrado en poner el techo, luces… y toda esa parte cultural llega porque nosotros crecimos en ese ambiente, especialmente en la música y el teatro, hemos combinado nuestros conocimientos, alternando también con nuestras profesiones, y le hemos inyectado muchísimo toda la parte de comunicación y marketing en el negocio para que las personas se acerquen, nos conozcan y disfruten de todo lo que tenemos para ofrecerles”.
¿En cuál sector de Apartadó están ubicados?
“En el barrio Manzanares, al lado del Colegio Adventista, estamos dentro de la periferia cultural, porque nos encontramos cerca de la Casa de la Cultura, de la Biblioteca, de la Ciudadela Educativa y Cultural Puerta del Sol y del Instituto de Cultura y Patrimonio de Apartadó.
Nuestros eventos convocan, generan mucho interés y entusiasmo, y también habíamos implementado anteriormente el Cine al barrio, que fue un trabajo social interesante que realizamos con los niños de la comunidad, eso nos ha impulsado para convertirnos en corredor social y cultural del municipio”.
¿Y qué tanta acogida han tenido?
“Mucha, porque hemos sido muy innovadores. Tenemos las comidas tradicionales pero siempre estamos investigando y dándoles nuestro toque, hacemos platos diferentes para cada día, uno muy especial que tenemos es el mondongo ranchero que es con nuestra receta, todas las comidas tiene un toque especial, hamburguesas artesanales, choriperros, chorihamburguesas, los adobos son orgánicos, fabricamos nuestras conservas para cocinar, no utilizamos conservantes
Gracias a que conocemos a mucha gente y lo que hacemos en cuanto a la comunicación y el marketing nos ha permitido posicionarnos. Además, ofrecemos el servicio de refrigerios y alimentación personalizada, tenemos entre nuestros clientes a empresas muy importantes, así como fundaciones y otras organizaciones, recomendadas por amigos nuestros”.
¿Qué esperan con su reciente afiliación a Fenalco Antioquia?
“Nuestro foco principal es poder crear alianzas y relacionamiento, para que los Afiliados puedan acceder a nuestros productos, a nuestros eventos, así como darnos a conocer más. Y qué mejor que de la mano de un Gremio tan importante como es Fenalco”.
¿Han tenido apoyo de más entidades?
“Así es, concretamente con dos proyectos. El primero fue con el Fondo Emprender, con el cual fue un proceso muy complejo pero a la vez bonito, porque está lleno de retos y aprendizajes, que nos ayudaron a crecer y en el tema de la visibilidad. Asimismo, nos ayudó muchísimo para contar con un sonido profesional, también con materia prima, con pago de nómina, adecuación de la cocina, ampliación de la silletería y de mesas para contar con más público.
Y el otro fue con el programa Antójate de Antioquia, que también ha sido trascendental para nuestro crecimiento y posicionamiento, ya que gracias a su aporte obtuvimos una cocina integral en acero inoxidable, así como una vajilla muy bonita, algo importante para transformar nuestra producción”.
¿Qué es lo más retador de crear empresa?
“Expandirnos hacia el mercado. En este momento ya vemos la necesidad de sumar alguien de mercadeo para que nos ayude a vender el espacio, así como nuestros eventos y los servicios de alimentación, porque realmente hemos crecido. Entrar a Atelier 91 es como ingresar a una galería de arte, estamos llenos de antigüedades, máquinas de coser, televisores viejos, contamos con un mobiliario que fue construido inicialmente por nosotros, tenemos cuadros de artistas locales reconocidos, así como una biblioteca donde reposan muchos libros de autores locales”.
¿Y qué es lo más satisfactorio?
“Poder tener un lugar en el que estamos construyendo nuestros sueños y vamos logrando lo que nos propusimos y queremos, posicionarnos, y que la gente vea que asiste a un lugar diferente para disfrutar muchísimas cosas en un mismo espacio. También ejercemos nuestras profesiones por fuera pero estamos aquí todo el tiempo, pensando en crecer más, en diferentes actividades, estamos en evolución permanente”.
¿Cómo definirían a Atelier 91 en pocas palabras?
“Somos ese lugar al que la gente acude con la idea de vivir una experiencia diferente y donde siempre se puede llevar alguna sorpresa muy agradable”.
¿Qué quisieran alcanzar con el emprendimiento?
“Mucha solidez. Queremos dejarle el legado a nuestros hijos, que ellos también vayan aprendiendo a trabajar con nosotros en este espacio, queremos lograr nuestra independencia económica acá. Y queremos aportar mucho más al arte y la cultura de nuestra región”.
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