Uno de los factores que más contribuyó al sorpresivo y positivo resultado del PIB en el primer trimestre de 2021 fue el dinamismo del consumo de los hogares de acuerdo con la información de los tarjetahabientes Bancolombia. Según las cifras reportadas por el DANE, entre enero y marzo el gasto de las familias superó los niveles observados antes de la llegada del COVID-19. Esta tendencia se presentó en la gran mayoría de rubros de consumo, de hecho, solo en dos categorías el gasto fue inferior al del cuarto trimestre de 2019: transporte, restaurantes y hoteles. Tal resultado es razonable si se tiene en cuenta que la operación en estas actividades se ha limitado considerablemente por las medidas sanitarias. Dado que este dinamismo se ha presentado en un contexto en el que los ingresos de las familias colombianas han estado presionados a la baja, algunos observadores lo han atribuido a un incremento en el endeudamiento de las familias. En otras palabras, dicha conjetura implicaría que las familias colombianas están empleando las tarjetas de crédito para financiar gastos recurrentes. De ser cierto, no solo la recuperación en el consumo, el componente más importante de la demanda agregada, sería difícil de sostener, sino, que además podrían estar gestándose problemas de estabilidad financiera. Por lo tanto, creemos que en la actual coyuntura es relevante dilucidar si esta suposición es cierta. Para resolver esta inquietud, hacemos uso de la información de los tarjetahabientes Bancolombia. Esta comprende las transacciones que realizaron más de 11 millones de clientes en 394 mil establecimientos comerciales, las cuales ascendieron el año anterior a $39 billones. En particular, desagregamos estas operaciones para determinar, del valor total de las compras de bienes y servicios por tipo de establecimiento, qué porcentaje fue realizado con tarjetas de crédito. ¿En qué usaron la tarjeta de crédito? Los resultados se pueden consultar en la gráfica. Esta muestra que en apenas 6 de las 15 categorías mapeadas las compras con las tarjetas de crédito superan los porcentajes previos a la pandemia. La educación y los servicios diversos son los rubros en que los incrementos son más pronunciados. En particular, llama la atención la dinámica del primero: antes del COVID-19 menos de la mitad de los pagos efectuados en establecimientos educativos eran con tarjetas de crédito, hoy en día la proporción subió a 70%. Asimismo, es para resaltar los valores de los renglones de seguros e impuestos y tecnología, en donde la participación de las tarjetas de crédito bordea o supera el 70%. Como ya dijimos, en la mayor parte de las categorías, los consumidores emplean porcentualmente menos sus tarjetas de crédito en comparación con la tendencia anterior a la pandemia. Son especialmente pronunciadas las reducciones en viajes, comidas fuera del hogar y el mercado en comercios diferentes a las grandes superficies. Las restricciones propias de la pandemia explican el comportamiento de los dos primeros renglones. Mientras tanto, en el mercado, la razón puede estar asociada a la mayor disposición de las familias a dedicar sus ingresos a adquirir productos de primera necesidad en medio del confinamiento, que ha llevado a un aumento del teletrabajo y la educación virtual. En cualquier caso, de las cifras es evidente que durante la pandemia los hogares colombianos no han hecho un mayor uso de las tarjetas de crédito para hacer sus compras cotidianas, por el contrario, el mercado sigue siendo el renglón del consumo en donde la participación de este producto es más baja y es de hecho actualmente menor a lo que se observaba antes de la llegada del COVID-19. A lo anterior, se suman otros dos hallazgos interesantes. El primero, entre los meses de pandemia de 2020 y lo que va de 2021 la única categoría en que las tarjetas de crédito han ganado terreno es vestuario. Sin embargo, este incremento ha sido apenas suficiente para que el porcentaje se acerque a los niveles vigentes antes del COVID-19. Segundo, de las compras de bienes y servicios realizadas con tarjetas de crédito, aquellas efectuadas a una cuota se han incrementado de 54% antes de la pandemia a un 68%. En mercado esta proporción llega a 75%. Todo lo anterior nos hace concluir que, lejos de estar empleando sus tarjetas de crédito para mercar y realizar otros gastos cotidianos, desde la llegada del COVID-19 los consumidores colombianos han hecho un uso responsable de estos productos de financiamiento. Por lo tanto, la suposición de que un mayor endeudamiento está impulsando el consumo luce infundada. Así pues, no creemos que en este frente se esté gestando un riesgo a la estabilidad financiera. Por lo tanto, y si la pandemia y las manifestaciones de descontento social lo permiten, hay margen para que el gasto privado continúe fortaleciéndose. También te puede interesar: "Importancia del e-learning en las empresas"