“Cuando sirves a los demás el mundo conspira para traerte el resto”, Alfredo Restrepo Lozano

30.05.17 09:21 PM Por Kevin Steven

Cuando llegó por primera vez a las instalaciones de la Joyería Intercontinental, Alfredo Restrepo Lozano nunca imaginó que se convertiría, años después, en el dueño de esta próspera empresa.

Inició sus labores como mensajero y con el tiempo fue aprendiendo los oficios de la relojería y la joyería, de los cuales habla con bastante propiedad y con la certeza de haber elegido la mejor vocación: ser un empresario al servicio de la sociedad.

Varios fueron los cargos que ocupó en la Joyería hasta convertirse en la persona de confianza de Eduardo Gómez, quien era el dueño y vio en este hombre apasionado por el fútbol, el squash y la equitación a un líder que con perseverancia, calidad humana y compromiso le daría continuidad al negocio. Por ello, antes de partir a un viaje del que nunca regresó, don Eduardo decidió venderle la totalidad de la Joyería Intercontinental.

Esta es la historia de Alfredo Restrepo Lozano, un mensajero nacido en Palmira, Valle, que se convirtió en el dueño de una de las joyerías más importantes de nuestro país.

¿Cómo fueron sus inicios como empresario?

Mis inicios se remontan a los 5 años, porque yo vengo de familia de comerciantes, por ejemplo mi abuelo tenía almacén de telas y yo estaba ahí metido en el negocio, aprendiendo del arte de las ventas. Siempre me gustó el orden, ser muy disciplinado y vengo de una escuela de unos papás muy exigentes, lo que me ayudó bastante, porque en el colegio comencé con la venta de dulces con un concepto muy organizado y muy empresarial; además siempre estuve metido en toda la parte cultural que se organizaba en la institución.

Cuando salí del colegio, empecé a laborar en la Joyería haciendo los oficios de mensajería, dentro de esas vueltas también tenía tiempo para ayudar con los inventarios, con controles que no los tenían en ese momento y me gustaba mucho hacerlo. Estudiaba los temas en los que tenía debilidad la compañía y llegaba a tener conocimientos para hacer mejores. Y aunque al principio el propietario me decía que no me preocupara por hacer esas cosas, él comenzó a ver que mi trabajo era importante.

Muy pronto comencé a aprender el arte de la joyería, le ayudaba a los joyeros de la empresa con procesos muy manuales, muy artesanales pero que al mismo tiempo me fascinaban porque había mucha mística, porque coger un material de esa nobleza como lo es el oro, doblarlo, fundirlo y soldarlo, eso me maravillaba.

Una vez que aprendí lo esencial de la joyería, me causaba curiosidad ver la reparación de los relojes. Como tenía tiempo disponible, porque hacía mis diligencias rápido, me dediqué a aprender cómo desarmar y armar relojes y pronto me convertí casi en un relojero, un oficio que era empírico para la época.

Luego entré con más solidez al campo de las ventas, cuando tuve la oportunidad de estar como vendedor de la Joyería, hablaba con más propiedad de cómo se fabricaba, se reparaba un reloj o se hacía el cambio de alguna pieza, lo que me permitía cerrar negocios fácilmente. En 1984 ya era campeón de campeones en ventas, me ganaba los concursos, incluso los sugería y retaba al Gerente para que propusiera premios, yo hacía los planes de incentivos y los generaba en toda la organización. Me ganaba todos los premios en efectivo o en especie y ahorraba para mis proyectos.

En 1987 le propuse al dueño de la Joyería que quería entrar en participación y compré un porcentaje de la empresa, a los cuatro años hice otras ofertas para tener un mayor porcentaje y en 1992 compré la totalidad de la compañía. Desde ese mismo año trabajo con mi esposa Maria Sonia Llanos en la Joyería, ella me ha acompañado en todo este proceso de crear empresa y generar empleo.

Uno de los retos que tuve en la compañía fue estructurar una normatividad, porque este negocio no obedecía a parámetros, los impuestos que pagaba el sector eran muy pocos y yo le apostaba a que fuéramos completamente formales. Empecé a implementar la gestión de la calidad en todos los procesos, lo que ayudó a la Joyería a asumir el liderazgo del mercado en el país.

¿Por qué una persona que inicia como mensajero en una empresa llega a convertirse en el dueño de esta. En dónde está la clave de su éxito?

Pienso que cuando uno tiene aspiraciones, es disciplinado, ordenado y tiene la actitud que es muy importante, se unen varios factores que van ayudando y cooperando para salir adelante con este tipo de negocios.

Una de las cosas bonitas y que hay que aplaudir es cuando la persona tiene ese concepto del emprenderismo, cree en formar empresa y quiere ayudar al crecimiento de los demás y eso es lo que hemos hecho aquí en la Joyería, apoyar a las personas en su crecimiento, ser impecables en el manejo de la compensación, estar del lado de la justicia, hacer los contratos como deben ser. Nuestras energías se han volcado a que la persona que entra a la compañía salga con mucha riqueza y conocimientos de hacer empresa, hemos tenido colaboradores que han salido a crear su negocio. Ahí ha estado la clave del éxito, en ayudar a los demás.

¿Qué ha hecho que la Joyería Intercontinental sea una de las más importantes y reconocidas del país?

Desde los orígenes de la compañía hemos entendido que lo primero es hacer amigos y uno los amigos los hace con base al respeto y a sus necesidades. Somos conscientes que si nuestros amigos tienen una necesidad, nosotros respondemos a esta, cumpliendo con los tiempos, con la calidad, con la actitud de servicio y haciendo sentir bien a la gente, esto sumado a otros valores que hemos identificado en nuestro ADN, permite que hoy digamos que tenemos algunos elementos diferenciadores que difícilmente van a ser copiados, como por ejemplo, la experiencia de compra de nuestros clientes, porque compensamos al que vuelve.

Uno de esos valores agregados que tenemos es el de las joyas para matrimonio. Nosotros hacemos que las personas sean depositarias de su confianza en nuestra labor y nos permitan acompañarlas no solo en el momento del matrimonio sino también en los años siguientes. Realizamos experiencias personalizadas con las parejas para que estén en el proceso de creación de las argollas, por eso sus sentimientos e ideas los traducimos en diseño.

Hablemos más de la empresa, ¿Productos? ¿Cuántos empleos genera?

Actualmente generamos alrededor de 70 empleos directos y 90 indirectos. En relojería tenemos unas 18 marcas, incluyendo las top, es decir las que más se venden en el mundo. Conseguir marcas es demasiado difícil, porque no solo es tener con qué comprarlas, sino que debe tenerse la tradición y el conocimiento de estas.

Tenemos cuatro puntos de venta. Estamos en Oviedo, El Tesoro, Centro Comercial Santafé y en Bogotá. Además, un punto de exhibición en el Hotel Park 10 de Medellín.

¿Cómo logra involucrar a su familia en el negocio?

Para mí es una bendición. Cuando uno mira alrededor de las empresas familiares, lo primero que empiezan a preguntarse es quién va a tomar ese conocimiento y si realmente se siente identificado con la filosofía de la compañía. En mi caso, uno de mis hijos es Ingeniero Administrativo y es el que hoy en día poco a poco está asumiendo la gerencia, lo veo muy capacitado, tomando decisiones de manera pausada, es una persona que le gusta asesorarse y tener criterios de otros empresarios y me parece que así es como tiene que ser. Otro hijo está en el área comercial, un frente que debemos tener bien visualizado, por eso su aporte es muy importante. Mi esposa está en tesorería y yo desde la gerencia visualizo para dónde va la compañía y cuáles son los retos que tenemos.

¿Qué representa Fenalco Antioquia para Usted y la Joyería?

Fenalco es una gran oportunidad. El Gremio nos da una oferta de servicios muy importantes. He tenido el privilegio de pertenecer a la Junta Directiva y algunos comités, estando dentro de la Federación me he dado cuenta que tenemos que innovar, ser más visionarios y contar con tecnología de punta. El Gremio está muy modernizado, vamos a caminar sobre un Fenalco muy joven, lo que va hacer que nuestros negocios se dinamicen y encontremos lo que el mundo moderno nos está ofreciendo.

Valoro mucho la representatividad, porque la Federación nos defiende muchas veces antes medidas gubernamentales arbitrarias y para nosotros es de gran satisfacción y confianza contar con un gremio con el poder que tiene Fenalco.

¿Un consejo?

¡Ser felices! Que seamos capaces de entregarle una sonrisa a otra persona, de ser amigos y ser sinceros. En el ámbito de los negocios, la misma vida le va  presentando a uno en qué es bueno y va conspirando para ponerlo a donde merece. Yo le diría a los profesionales y a las personas que están buscando ser emprendedores que no pierdan de vista la disciplina, sean rigurosos, manejen bien el tiempo, respeten los compromisos y sobretodo sirvan, porque cuando sirves a los demás el mundo conspira para traerte el resto. No hay que ver las cosas tanto como negocio porque el que se la pasa buscando siempre algo rentable no le llega, en cambio cuando uno busca cómo servirle a alguien y atenderle una necesidad, esa misma búsqueda le va generando la sostenibilidad al negocio.

Giseth Pareja Montoya Jefe de Comunicaciones y Relaciones Públicas (4) 444 64 44 extensión 4457 301 795 02 79 gpareja@fenalcoantioquia.com